LAS AMAPOLAS
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Dimensiones 4 x 100 x 100cm.
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Técnica: Acrílico sobre lienzo en bastidor de madera.
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Estilo: Paisajista.
DESCRIPCIÓN
Panorámica de la ciudad de Tarancón en la actualidad.
En primer plano se puede observar un campo de Amapolas, seguido de una vista general de Tarancón, donde predomina el Cristillo, la Parroquia de Ntra. Sra. de la Asunción y el silo.
De estilo paisajistico predominan dos tonalidades de color complementarios para producir visualmente la profundidad de campo e incluir al espectador dentro de un campo de amapolas.
UBICACIÓN
en el hotel
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campo de amapolas
Esta planta de finos pétalos rojizos de unos 50 centímetros de altura puede verse a la llegada de la primavera en los campos de cereal que circundan Tarancón, en la antigüedad esta planta era consumida previamente cocinada y en la actualidad su consumo se basa principalmente en sus semillas, en Tarancón su recolección principalmente se destinaba para el consumo de animales ovinos siendo una actividad que recaía en las mozas de la población.
En las relaciones topográficas de Felipe II, ya atribuían a los vecinos de Tarancón su oficio de labradores, de igual manera que atribuía que era “buena tierra de labor cogiéndose en ella buena cantidad de trigo y de cebada”, esta planta silvestre acompañó siempre estos cultivos de trigo, introduciéndose de hecho el arraigo popular y su folklore con versos como “… Que bonita es la amapola” “cuando nace en los trigales…”
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Tarancón
El origen de Tarancón se debe a los asentamientos celtibéricos que se establecieron en el Castillejo y en las inmediaciones del Caño, posteriormente fueron los Romanos quien dispusieron estas tierras siento Tarancón sitio de paso en la vía Romana que cruzaba la península desde Cartagena hasta Alcalá de Henares. Tarancón permanece vinculado al Reino de Toledo y pasará a manos cristianas unido a otros territorios de la “Tierra de Huete” como dote del casamiento de la Princesa Zaida con Alfonso VI de Castilla.
Tarancón era aldea musulmana del asentamiento de Alharilla que era un castillo árabe situado en un lugar estratégico, al sur de Fuentidueña, dominando este un cortado sobre el río Tajo, para defensa de los territorios cercanos. Dependía de este varias aldeas, como Estremera, Fuentidueña, Villarejo de Salvanés…Y también Tarancón. Tras la reconquista Alfonso VIII entrega el castillo de Uclés a la Orden de Santiago y Tarancón pasa a ser aldea de dicha orden. En este periodo de la historia Tarancón cuenta con apenas 250 habitantes, es a la llegada de familias ilustres como Cárdenas, Cano, Velascos, Albarado de Luna, etc cuando empieza su crecimiento como villa independizandose de Uclés en el siglo XVI.
Si bien la guerra con los franceses en 1808 dejo Tarancón saqueado y destruido fue en 1837 cuando un matrimonio morganático entre María Cristina de Borbón (La Reina regente tras la muerte de Fernando VII) y Don Fernando Muñoz, quien trajo a dicha villa el desarrollo y el esplendor que tuvo a partir del siglo XIX.
La llegada del ferrocarril propició el desarrollo industrial de principios del siglo XX, y es a principio de este siglo (1921) cuando se le concede el título de Ciudad, debido principalmente al desarrollo comercial/industrial que había sufrido con la implantación de nuevas fábricas e industrias que fortalecieron el crecimiento de la ciudad que conocemos hoy.
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monumento del sagrado corazón de jesus
El “Cristillo” es un escultura de Autor desconocido elaborada en piedra sintética de aproximadamente 2,5 metros de altura sobre un pedestal metálico revestido de 4 metros de altura, siendo este realizado por las mediaciones que tuvo el sacerdote José María Alfaro en la década de 1970, asentado sobre el paraje denominado las canteras y en las inmediaciones del conocido “Carril de Huete”, esta no fue su primera ubicación anteriormente se ubicó en la salida de Tarancón hacia Madrid en los terrenos que hoy ocupa la Piscina municipal, siendo trasladado a la ubicación actual para una visualización más panorámica del mismo.
La imagen iconográfica del Sagrado Corazón de Jesús es la devoción referida al corazón de Jesucristo, como un símbolo de amor divino. La devoción al Sagrado Corazón tuvo su origen en una corriente mística centrada en la persona de Jesucristo, que concebía el corazón como centro vital y expresión de su entrega y amor total.